“En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?” (Salmos 56:4)
Muchos vivimos en temor porque hemos puesto nuestra fe en otras cosas, y otras personas, y no en Dios. Tememos al futuro, a las circunstancias, a lo desconocido y a muchas otras cosas, especialmente al hombre. El hombre, por naturaleza, es malo y no podemos confiar en el. Dios dice:
“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? (Jeremías 17:9).”
En el verso de hoy, el Salmista nos dice cuatro cosas a las cuales debemos prestar atención:
- “En Dios alabaré su palabra;” – estoy listo para alabar la sentencia (o, Su voluntad) que Dios pronuncie sobre mi, sea lo que sea.
- “En Dios he confiado;” – en Dios he puesto la medida completa de my fe y confianza porque reconozco que Él es Omnisciente, Omnipotente, y Omnipresente. Fe parcial no es fe.
- “No temeré;” – porque he puesto la medida completa de mi fe en mi Dios Omnisciente, Omnipotente y Omnipresente, no temeré a nada, ni a nadie.
- “¿Qué puede hacerme el hombre?” – no hay nada que el hombre me pueda hacer el hombre que pueda destruir mi fe en mi Dios; ni la persecución, ni la amenaza de muerte, ni la misma muerte.
Si de verdad hemos puesto la medida completa de nuestra fe en Dios, podemos usar lo que el Salmista nos enseñó en el verso de hoy como lema para nuestras vidas; y si lo cometemos a memoria, lo podremos recitar cuando tiempos difíciles nos caigan encima y nos alentara.
¿A quien, o a que, teme usted? ¿En quien ha puesto, usted, la medida completa de su fe?
En el amor de Cristo,
Philip “Felipe” Covone